Ya, ya me callo


A voces

Washington, 3 de abril de 2012


Imposible traducir a Benedetti al inglés cuando clamaba que no sabía tu nombre, sólo la mirada con la que lo decías. Las probabilidades de éxito de las palabras que no son las tuyas se reducen a todo aquello que no lo son.  Es decir, a tanto. Y si me enzarzo en trabalenguas deslenguados y extranjeros, y si me lanzo al colmo de lo enrevesado te diré que, efectivamente, no sé tu nombre. Y tú tampoco el mío. Sólo la mirada con la que nos lo decimos.

Y luego llegan los cuentos nocturnos, donde las palabras aún son menos confesas, y donde los silencios son gritos de pieles, copas en alto o susurros bajo la mesa. Y caminas de puntillas por escasos vocabularios mientras tus hombros me cuentan historias de guerreros, de lobos esteparios. Te acurrucas en un sujeto, verbo y predicado, y me explicas hablando de nosotros pero sin nombrarnos, que somos tan ajenos como hermanos.

Y ahora es tu sonrisa la que habla, y tu mirada clavada en el suelo por si te ataco. Sin abrir la boca te advierto del limitado éxito de las maniobras a tres cuartos; y es que, por si no te has dado cuenta, puedo pillarte por la espalda mirándome así, tan de frente, de soslayo.

Ten cuidado dónde pones –tan lejos- las manos, ojito con los nervios destemplados. Mientras tanto voy a ver si me entero de cómo es eso de que mis ojos hablan más que mis labios. Sí,  ya. Ya me callo.

~ 1 Caminantes: ~

Alnitak says:
at: 3 de abril de 2012, 12:14 dijo...

Los pelos como escarpias. Sigo aquí, en silencio, pero sigo, y ya hoy, es el día. Pilas on. I promise you.

+

Ubicados






Claves

Los más leídos

Blog Archive

Suscribe

Mi foto
Raquel Godos
Escribo casi por necesidad aunque muchas veces nada de lo que escribo tiene sentido. Este Camino hacia Macondo es mi particular sendero hacia ninguna parte. Hacia mi lugar.
Ver todo mi perfil

Paseantes