Washington, 13 de agosto de 2012
-En realidad no nos conocemos de nada, sólo hemos pasado el
día teniendo sexo. Pero sí, gracias por el asiento-, me dijo ella, entre risas,
cuando le cedí mi plaza en el avión. Me encontraba en un ridículo y molesto término medio entre
dos pieles de distinto color con muchas ganas de dormir. Y es que lo que
contaba debía ser cierto; ni tiempo habían tenido, hasta ese momento, en otro cielo, de
echarse la siesta de después.
Siesta en el cielo/ Wayna Picchu (Perú) Sep 2010 |
~ 0 Caminantes: ~
Publicar un comentario