Washington, 25 de febrero de 2013
Se daba de cabezazos por ser noble, por no saber escupir palabras ni mirar mal. Entre la rabia y los sollozos buscaba un lugar de su alma donde residiese la maldad rociada de –supuesto- amor. Pero no lo encontraba. El éxito de esas mujeres hábiles en el arte de la marioneta y la seducción. ¿Cómo se puede hacer sufrir, a propósito, a quien se ama? ¿Y es que eso es amor?, se preguntaba.
Se daba de cabezazos por ser noble, por no saber escupir palabras ni mirar mal. Entre la rabia y los sollozos buscaba un lugar de su alma donde residiese la maldad rociada de –supuesto- amor. Pero no lo encontraba. El éxito de esas mujeres hábiles en el arte de la marioneta y la seducción. ¿Cómo se puede hacer sufrir, a propósito, a quien se ama? ¿Y es que eso es amor?, se preguntaba.
Unas horas más tarde, en un rincón, con las próximas generaciones
de sus ojos condenadas a la sequía, resolvió. La pureza del amor sólo es para
los valientes.
Luz/ México, Feb 2013 |
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