Madrid, 14 de septiembre de 2009
Viejos vientos de pueblo,
aires incómodos,
brisas frescas que estallan en las mejillas
como si se supieran
sabedoras de sentimientos.
Visillos tras los que observas minutos,
libros en los que lees siglos pasados
como cuentos sin leyenda,
curiosas treguas.
Manecillas que mecen sus sonidos
en medio de este silencio
para recordarte,
para recordarte que todo,
todo,
es relativamente eso.
Miradas atrás,
infinitas,
con línea horizontal.
Al frente no ves más.
Es futuro.
Es miedo.
Ilusiones que no saben de tiempos.
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