Bogotá, 15 de marzo de 2010
Vivo en un país democrático donde la democracia no existe. Colombia, con sus más de cuarenta millones de habitantes, vive dentro de un engaño del que le resulta casi imposible salir. Los elementos son muchos, muy variados. Es una red tejida con paciencia y tiempo, ambición, excesos y pobreza. Radicalización de las diferencias y abuso de las desgracias ajenas. Es una ecuación difícil de resolver y cuyos factores nadie quiere despejar.
Pobreza y riqueza. Tal vez sea el primer aspecto a considerar. Esta dicotomía es inseparable. La historia y el presente lo evidencian: Colombia es un país tan sumamente rico que su gente se muere de hambre, de ignorancia y de miedo.
Colombia es un país tan sumamente rico que en él abunda el dinero, aunque en pocos y privilegiados bolsillos. Los que suelen ser corruptos en una suerte, supongo, de ejemplar avaricia. De inmejorable vileza.
Costumbre. Ya no es excepcional una muerte porque tampoco lo son mil. El terrorismo se convierte en un arma de doble filo, no porque la guerrilla haga gala de una habilidad monstruosa, sino porque de la mano va acompañada de otros terroristas con traje y corbata que, además, están amparados por la ley. Colombia vive sin respeto a la vida. Carece de sentido. No es un derecho… Como animales de costumbres, los colombianos conviven con que pueden dejar de vivir por cualquier sinrazón. Nada tiene demasiado sentido.
Educación y hambre. Los ciudadanos de este país no gozan de un sistema educativo que les permita pensar por sí mismos. Piensan con el estómago. Porque está vacío. Con el estómago, porque en ciertas zonas se encoge de miedo. La maquinaria es compleja pero basada en principios sumamente sencillos. En instintos. Los colombianos desconocen cuáles son sus derechos y tampoco les importa demasiado, sobre todo porque tienen otras cosas en las que pensar: sobrevivir.
Jugando a ser "reguillero" |
Trampas. De la desgracia siempre se hace negocio. Como de la necesidad. Los gobernantes de este país han logrado establecer un mimoso sistema que les permite la perpetuidad, si no de sus cabecillas, sí de sus doctrinas -porque no son ideas- y, por tanto, de su abundancia y de la consecuente miseria de los que están en frente. Lo más paradójico de todo es que la misma miseria es la que a los poderosos les garantiza el apoyo de los que no tienen nada. Porque incluso carecen de capacidad de decisión.
Colombia es un país donde la oligarquía del narcotráfico ha logrado de manera magistral un casi -y digo casi por mi optimismo clínico- inquebrantable sistema de estabilización del status quo. Los que tienen amenazan a los que no, los que no tienen no ven otra manera de tener que obedeciendo a la extorsión del día a día, los primeros se asientan, los segundos padecen, pero sobreviven…Parece ser que todos están contentos y el país se queda así, bañado por los miedos, la sangre, los dólares negros y las vidas perdidas.
Ayer millones de colombianos fueron a las urnas y la gran mayoría de ellos decidió que sus gobernantes fueran personas capaces de matar a inocentes, haciéndolos pasar por culpables. Así, para empezar. La mayoría de esa mayoría decidió vender su voto, prefirió vender un derecho que su inocencia… Porque esa prefieren tenerla oculta, no vaya a ser el mayor de los delitos. Una espiral que no cesa. Aunque ojalá sí. Una espiral en la que pese a todo hay honrosas y esperanzadoras excepciones...
~ 3 Caminantes: ~
at: 16 de marzo de 2010, 13:56 dijo...
Ésa es Colombia: una nación llena de contradicciones. Parece que ya la vas conociendo. Una cosa, nada más, sobre el último párrafo: puede que en muchos casos sí se dé que personas "vendan su voto" o "prefieran vender un derecho que su inocencia", pero en otros, quizás la mayoría, la cosa es más compleja: ¿cómo votar a conciencia cuando se tiene hambre o, peor, cuando te amenazan con un fusil en la cabeza? Ahí ya la cosa cambia. En cualquier caso, sí, no lo niego: nuestra realidad es una mierda. Lo chistoso es que (ya lo verás) cuando encuentras un colombiano en el exterior te dice que éste es el mejor país del mundo y se pone furioso cuando le hablas de estos temas. Así somos: nos encanta tapar el sol con las manos.
at: 16 de marzo de 2010, 16:34 dijo...
Tienes toda la razón, Martín. Toda. Pensé que no sería tan evidente, tan sumamente pornográfico. Pensé que no habría tanto espacio para la manipulación y la amenaza. Ilusa de mí, ahora siento mucha rabia. No por haberme equivocado, sino porque este país merece mucho más que todo eso.
at: 16 de marzo de 2010, 19:29 dijo...
Son un poco raros de leer algunos de tus juicios, de tus visiones. Espero realmente que no sea la costumbre, la que no me deja ver la realidad del país y que por el contrario sean tu lectura a la "muestra" y no del "universo" de la investigación.
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