Bogotá, 29 de junio de 2010
Suena la lluvia tras los cristales, abro los ventanales para que el oxígeno y la oscuridad sustituyan al humo y al silencio, camino dentro de mí, dando pequeños pasos, respirando los obsequios, saltando los charcos de barro.
He cruzado mis ecuadores con mucha más riqueza en la mochila que la que mis antepasados pudieron robar de estas tierras e infinitamente más que la que jamás yo hubiera imaginado. A mí me ha sido dada, con calor. Con mil sonrisas.
No pretendo echar la vista atrás, es mi presente, las caricias en el alma no se borran tan fácilmente con el paso del tiempo ni el vértigo del espacio, pero quizá es por eso, por lo que he crecido, por lo he aprendido, por lo que me llevo dentro, que esta noche sonrío.
Y es que no hay nada como creer en lo que quieres. Como querer a aquello en lo crees. Como querer a quien crees. Como creer en lo que te quiero. Como creer en ti.
Creencias |
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