Washington, 3 de octubre de 2011
Le gustaría haber escrito uno de esos cuentos que empiezan “Hace muchos, muchos años…” pero se atascó frente a la hoja en blanco. Los sacerdotes del pueblo le mandaban pasar el cepillo, y se preguntaba siempre, sin excepción, si la gente no podría ofrecer otra cosa que no fuera dinero y obligación. Por las noches, contaba ovejas, y durante el día huía de los borregos y se inventaba estrellas. Y es que una vez, alguien le dijo, que no había nada más grande, más bello y más valioso que la libertad.
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| El barco de los esclavos/ Turner |
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