Cuadernos de piel


Washington, 23 de enero de 2012 


Le dije que éramos cuadernos, cuadernos en blanco o sobrescritos. Tal vez novelas andantes con márgenes de dos centímetros, no sé, pero nos escribíamos la vida mutuamente, poco a poco. Podría haber, en medio de cada episodio, páginas sin anotaciones, respiraciones automáticas sin necesidad de ser contadas, paja repleta de descripciones vanas o líneas y líneas de rutina. No importaba. Pero en los puntos de inflexión, en las grandes cuestas, en las profundas hondonadas, en los traspiés, en las claves de la trama, siempre, siempre, encontrábamos al otro lado un ínfimo y virgen trozo de piel donde escribir, para nosotros.

Y reconocí en mis brazos sus historias, en letra pequeña pero valiente. Reconocí párrafos de lo compartido, de los dolores y las ilusiones, de los logros y los fracasos. Encontré tras mis tobillos algunos de sus borrones, palabras entrecortadas, rabiosas, otras apenas legibles por una tormenta de lágrimas sobre la tinta. Encontré en mi cuello susurros, miedos depende de para quién comprensibles, carcajadas limpias y sonoras.

Los anversos de mis muñecas habían sido testigo de finales, y me di cuenta, con cada línea, de cómo había ido perdiendo los estribos y cómo había ido recuperándolos, cómo la pintura más reciente –y más feliz- había penetrado mejor por mis poros, y cómo la prisa en los trazos del llanto se perdía entre mis pliegues.

En las palmas de mis manos había uniones, punto y seguidos, relatos de ayer enlazados con hoy y, sobre ellos, impresa mi letra al revés… Apenas distinguible. Como unos dedos manchados de periódico. Porque de vez en cuando el espacio nos unía, y los relatos que una vez habían sido cincelados a pluma se encontraban en un abrazo, y en ese amor nos bañábamos en colorante estilográfico y nos reíamos al encontrar nuestros propios cuentos al otro lado. En otro cuerpo.

Hoy me he dado cuenta de que jamás, jamás, volveré a verme desnuda frente al espejo.




Atardecer de letras/ Tayrona (Colombia)

~ 0 Caminantes: ~

+

Ubicados






Claves

Los más leídos

Blog Archive

Suscribe

Mi foto
Raquel Godos
Escribo casi por necesidad aunque muchas veces nada de lo que escribo tiene sentido. Este Camino hacia Macondo es mi particular sendero hacia ninguna parte. Hacia mi lugar.
Ver todo mi perfil

Paseantes